Hoy me desperté con ganas de dormir. Abrí los ojos y todo era de color verde rojizo. El mundo había cambiado de color y yo sin enterarme. Cerré los ojos y nuevamente los volví a abrir, pero esta vez todo era de color amarillo...¿Horror!,¿ me habia vuelto un erizo?. O todo era una pesadilla kafkiana o iba a tener problemas para comprarme ropa nueva. Me toqué la cara, pinchaba, pero no eran púas, sino dias y dias sin afeitarme. Me toqué la espalda, ningun pincho, todo iba bien. Pero seguia viendo amarillo. Volví a cerrar los ojos. Esperé unos instantes y los abrí de nuevo. ¡Los colores habian vuelto a la normalidad!. El mundo volvía a ser tan frío y gris como siempre, salpicado de vez en cuando por leves toques de color púrpura y un matiz de rojo anaranjado. Lo lógico hubiera sido preguntarse el porqué de estos cambios cromáticos, pero a quien le importaba.
Me levanté y me dirigí al lavabo. Despacio y siempre con preocupacion me puse frente al espejo. Allí estaba mi reflejo, un dia mas. Cada mañana me levantaba con el temor de que algun dia no estuviera, de que en realidad yo fuera el reflejo de alguien al otro lado del espejo. Si eso sucediera entonces yo desaparecería. Lúgubres pensamientos.
Pensandolo bien, no estaba tan mal lo del cambio en los colores. Cerré los ojos un momento y los volví a abrir. Nada. Lo hice dos o tres veces mas. Todo seguia igual. Me resigné a ver otro dia mas mi cara en el reflejo del espejo.
Mi cara real.
No era agradable.
Y cerré la puerta, no seais curiosos.
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