Pibes de La Plata, campeones de Argentina


Fueron dos chicos de la cantera de Estudiantes, que han desarrollado toda su carrera en el Pincha, los que le dieron al equipo de Simeone su cuarto título de campeón de Argentina, el primero en 23 años. José Sosa, nacido en La Plata, convirtió un libre directo con esa calidad que desde hace varios años le hace despuntar como una de las joyas más preciadas de la primera división de su país. Mariano Pavone, que es de Tres Sargentos, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, es ya medio platense de tanto ir a entrenar a la ciudad del León, el único equipo de su vida, el que le ha hecho ídolo de toda una hinchada, que casi siempre que grita gol piensa en él. Y claro, el Tanque no podía fallarles en el momento cumbre. Quizá sea su último tanto con esa camiseta amada, pues Europa llama a la puerta -también lo hace River-. Pero habrá sido el mejor. Ante la pasividad de la defensa de Boca, aprovechando un error del inexperto Cahais -¡qué discutida será esta sorprendente elección de La Volpe!-, golpeó la pelota por encima de Bobadilla y la remató luego con un cabezazo convincente. Pavone, el punta más potente de Argentina, el que arrolla cuando corre y cuando chuta, anotó esta vez bombeando el balón dos veces, como si entendiera de sutileza. Él, Sosa, Verón, Galván, Alayes -¡qué cabezazos los tuyos, Agustín!-, Calderón, Lugüercio..., Simeone, la hinchada entera, todos los pibes que sueñan con el Pincha... son campeones de Argentina.

Es difícil intentar analizar un partido que fue la síntesis de una temporada loca. Empezó arrasando Boca, como cumpliendo la lógica, como justificando el peso de sus estrellas. Estudiantes lo intentó seguir con su ímpetu, con su corazón, con su garra. Y cuando le dio el primer golpe, lo asustó. Encerrado en su área para proteger una ventaja mínima, el gol de Sosa devolvió a los xeneizes toda la inseguridad que les condenó el domingo ante Lanús. Bastó luego con un balón largo, con una carrera firme, con una desorientación bárbara. Y Boca ya no se pudo levantar. Demasiada osadía pedirle a Franzoia que te remonte el partido, casi tanta como elegir a Cahais para que juegue su tercer partido el día de la final. La Volpe, inventor eterno, sacó hoy a Guillermo, Palermo y Palacio juntos, en otra vuelca de tuerca más de su ingenio adelantado a nuestros tiempos. Quizá adelantado al fútbol. Le aplaudimos aquí por su exquisita selección mexicana en el Mundial, pero no tendría ningún sentido que intentara levantar un proyecto que se ha llevado el golpe más duro del mundo casi antes de empezar a andar.

Planeta Axel

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