Miserias humanas a las 8:57 p. m.

Agosto de 2004. Tomás Delgado, un riojano de 40 años, conduce su Audi-A8 a la presunta velocidad de 173 km/h por una carretera donde la velocidad máxima permitida es de 90 kilómetros por hora, es decir casi el doble, y hubiera dado una tasa de alcohol superior a la establecida, con las normas actuales según la organización Stop Accidentes. Atropella y mata a un chico de 17 años, Enaitz Iriondo Trinidad, que transitaba aquella noche en bicicleta y se dirigía al camping en el que estaba con sus padres. Tras salir impune del caso, la familia recibió una indemnización.

2008. Tomás Delgado, un riojano de 43 años, ha interpuesto una demanda a los padres del chico donde reclama la cifra de 20.000 euros por los daños ocasionados a su coche tras el atropello (14.000 euros) y el coche que tuvo que alquilar (6.000 euros).

Logicamente, la historia tiene sus matices, pero el titular es claro: Conductor, que presuntamente iba al doble de la velocidad permitida y presuntamente bebido, atropella y mata a un chico y ahora reclama a la familia 20.000 euros por los daños en el coche. Más allá de los matices y la ampliación de la historia el titular, y eso lo saben los periodistas, es lo primero que se lee y lo que te atrae de la noticia. En este caso el titular es un buen resumen de la verdad y, era de esperar, la red (con todo su enorme capacidad de altavoz mediático) ha hablado. Las opiniones van desde la solidaridad por los padres del chico atropellado, la repulsa a la demanda del conductor, la indignación, los insultos, el boicot (el conductor es empresario) y a la amenaza de agresión física (un extremo que preocupa a los administradores de muchas webs).

¿Que dice Tomás Delgado sobre su demanda? Que en este caso hay dos víctimas, el chico muerto y él mismo, y solo reclama lo que por derecho le corresponde. ¿Que dicen los padres de Enaitz? Creo que es fácil de imaginar.

Hablando ya a título personal, me parece una actitud muy mezquina la de reclamar esa cantidad de dinero a los padres de un chico al que has matado. La sensación que deja esta historia de que al parecer al señor Tomás le preocupa más su Audi que la vida de un chico de 17 años produce indignación. No es cuestión de derechos, porque supongo que la ley le permite, en principio, poner esa demanda. Es cuestión del dolor y el daño que ocasionas a una familia, destrozada por la pérdida de un hijo, y a la que ahora pretender reclamar la nada desdeñable cifra de 20.000 euros, como si un insignificante coche (por muy caro que sea) valiera más que la vida de un niño que apenas empezaba a vivir. Como dice Tomás: el niño murió, y lo siento, pero yo también tengo mis derechos y el derecho a reclamar. Quizás eso sea cierto, pero también lo es que la impresión de miserable y mezquino ya no se la quita nadie, y de nada servirán sus intentos de justificarse, como se ve en el vídeo que pongo a continuación. Miserias humanas.