La portavoz polaca de los Derechos del Niño, Ewa Sowinska, ha anunciado una investigación que determine si la serie TeleTubbies incita a la homosexualidad.
Indicios: que Tinky-Winky siempre pasea un bolso de mujer. La señora ha trasladado el tema al equipo de sicólogos de su departamento, para que determinen la peligrosidad de la serie después de que mantengan entrevistas con niños, en los cuales deberán identificarse las posibles secuelas.
O sea que en pleno siglo XXI la homosexualidad es una enfermedad que pone en peligro la salud mental del niño, un atentado criminal contra la infancia.
¿Podemos imaginar acaso que la oficina polaca esté estudiando todas las series de televisión para detectar rastros de heterosexualidad y así también prohibir su emisión?
No es de extrañar que tal iniciativa policial y puritana se dé en Polonia, un país de historia desgraciada que lleva unos años sometido al régimen de los gemelos Kaczynski, empeñados en una depuración neurótica de responsabilidades: cualquier persona sospechosa de colaboracionismo o connivencia con el sistema comunista anterior será juzgada y por supuesto degradada a la condición de ciudadano sin derechos.
Los totalitarismos políticos engendran intolerancias de todo tipo: racial, lingüística, sexual, cultural.
Y los demócratas occidentales tenemos abundantes ejemplos de tales persecuciones y prejuicios.
Sin salir del ámbito de la animación infantil, ¿cuántas veces no se tildó a Mickey Mouse de rarillo hasta que Disney le puso al lado a Minnie? O, ¿no es ya un lugar común acusar por lo bajín a Batman y Robin de pareja homosexual?
En todo caso, la Comisión Europea ya se ha manifestado en el caso TeleTubbies. Su portavoz para los Medios de Comunicación, Martin Selmayr, ha cuestionado la decisión polaca y reivindicado la libertad artística y de expresión.
Finalmente las autoridades polacas han determinado que no hay indicios de homosexualidad en estos dibujos. Sin embargo, y a pesar de que la homosexualidad del sudodicho Tinky-Winky siempre ha sido tema de conversación, es triste que un gobierno emprenda acciones como ésta. Aun iría mas lejos: es triste lo que está pasando en Polonia, si dos gemelos ya son inquietantes de por sí (descoloca mucho ver dos personas iguales), el siniestro aspecto de los dueños de Polonia (Presidente y primer ministro) los gemelos ultraconservadores Kaczynski, no invita a nada bueno.
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